Menorca ha sido una isla que siempre ha estado influenciada por otras culturas foráneas. A lo largo de su historia, la ínsula ha convivido con otros pueblos que han dejado marcada su huella en ella. Y lo han hecho en sus múltiples ámbitos, si bien uno de los más representativos es su arquitectura. Su estratégica situación geográfica en el Mediterráneo Occidental la convertía en todo un atractivo, por ejemplo, para las colonias británicas, que tuvieron su incidencia en la isla durante el siglo XVIII y que todavía hoy podemos contemplar en algunas edificaciones. La arquitectura de Menorca es, pues, uno de sus signos más distintivos.
Basta con admirar algunas de las villas de MNK Villas para darse cuenta de que se trata de una arquitectura tan singular como sorprendente. De hecho, son la sencillez y sus características arquitectónicas algunos de los grandes sellos diferenciadores de Menorca con respecto al resto de islas baleares.
Las viviendas más antiguas de Menorca todavía conservan elementos de la arquitectura propia de antaño, como la cornisa que se dispone además como soporte para el canal de recogida de aguas pluviales.
En las construcciones actuales convergen así dos corrientes: por un lado, un estilo clásico, palladiano, natural, de inconfundible aspecto tradicional y, por otro lado, un toque más moderno, sofisticado y actual conforme a las nuevas tendencias arquitectónicas.
Al hablar de la arquitectura de Menorca, de indudable valor paisajístico, hemos de hablar también de las claras influencias que el mundo rural ha tenido en este ámbito. Desde épocas remotas, los ciudadanos menorquines han tenido que ir aprovechando los recursos naturales de los que disponía la isla para poder ir cubriendo sus necesidades básicas. Así, en muchos casos se trataba de una arquitectura realizada por los menorquines para sus propios usos, uno de ellos, como refugio de ganado de la época, si bien esta tendencia ha ido disminuyendo.
La piedra arenisca y la piedra sin desbastar del terreno, junto con la técnica de construcción en seco han sido los principales recursos constructivos de la isla y, todavía hoy, podemos disfrutar de asentamientos donde predominan estos recursos. Especial mención merecen las barracas, auténticas obras de arte que recuerdan a los exclusivos talaiots de Menorca.
De belleza inigualable y de gran interés histórico artístico. Así es Menorca, un paraíso con mucho aún por descubrir.
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